Aunque todo el protagonismo se lo lleva el castillo de Oberhofen y su lago, la ciudad de Thun también merece la pena ser paseada.
El río Aar atraviesa la ciudad, por lo que durante el paseo nos encontraremos con varios puentes. En dirección noreste nos encontramos con el castillo de Thun, desde el cual se tienen unas vistas preciosas.
Además del castillo, podemos observar una torre que sobresale por encima del resto de edificios. Es la iglesia protestante de Thun, la cual se puede fotografiar desde uno de los puentes.
Existen varios puentes de madera, cubiertos y adornados con flores. La primera vez que vi un puente así fue el de Lucerna, muy famoso por su torre en medio del puente. Los puentes de Thun no son tan espectaculares pero merecen la pena pasear por ellos.
Una vez hayas visto la ciudad no te puedes ir sin visitar el castillo de Oberhofen, el cual se encuentra en las afueras, dirección a Interlaken, un pueblecito que hace de unión entre el lago Thun y el lago Brienz. Desde aquí puedes optar por acceder al valle de Lauterbrunnen o al de Grindelwald.