Hace más de 10 años que visité Praga por primera vez. Fue con un intercambio de casa, lo que me permitió estar allí durante 15 días. Estar tantos días en una ciudad te permite conocerla muy bien. En seguida me di cuenta de que Praga es una ciudad preciosa, de hecho, es mi ciudad favorita.

Después de volver varias veces organicé mi primer taller fotográfico en 2018. Lo hice en marzo. Aquel mes fue intenso ya que hice un taller en Roma, otro en París y otro en Praga, uno cada fin de semana.

El finde que tocó en Praga tuvimos una borrasca que dejó nieve durante un día entero, lo que nos permitió fotografiar esta ciudad de una forma diferente.

Para fotografiar el Puente de Carlos hay que madrugar, ya que es el sitio más visitado por todo el mundo. Tuvimos la suerte de que no había nadie, por lo que pudimos fotografiarlo sin problemas.

Cerca del río hay una zona donde te puedes encontrar con decenas de cisnes. En este caso saqué el teleobjetivo para fotografiar a una pareja con el puente de fondo.

La verdad es que no estábamos preparados para tanto frío y lo notamos. Tuvimos que refugiarnos en un McDonald’s que daban desayunos (menos mal) y de esta forma recuperar la temperatura.

Aproveché para realizar algún reflejo de la torre.

Por la tarde vino un frente con muy mala pinta. Cayó una nevada impresionante en cuestión de segundos. El frío se nos había metido por todo el cuerpo. sin embargo, quería ir a una última localización para hacer una fotografía que ya había hecho antes, pero en esta ocasión con nieve.

Desde luego valió la pena todo el frio que pasamos, ¿no te parece?

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¿Qué te ha parecido la experiencia? Sin duda, Praga es una ciudad preciosa, pero con nieve aún más.