En mi segundo Correfoc las cosas fueron mucho mejor que en el primero, debido a que una vez te metes dentro vas cogiendo confianza y empiezas a conocer la dinámica de la fiesta.
En esta ocasión me centré en conseguir estelas de fuego, por lo que la velocidad fue muy lenta durante todo el recorrido. Precisamente, uno de los atractivos de esta fiesta es el fuego, o lo que es lo mismo, la luz que produce el fuego, y la luz lo es todo para la fotografía, por lo que había que tratar de conseguir jugar con la luz.
Los soportes de fuego se convirtieron en palmeras de fuego que giraban alrededor de su portador y de todos los que se atrevían a ponerse debajo (yo de momento no).
Para finalizar el Correfoc se realiza una especie de castillo de fuegos y a continuación se procede a la Cordà, donde los más valientes y sobre todo bien equipados se meten dentro de un recinto en el que sueltan cantidad de elementos pirotécnicos. Es bastante espectacular y a la vez peligroso, sobre todo para los que los vemos desde fuera sin protección.
La foto de la cabecera de este post refleja perfectamente lo que es la Cordà. En ella se puede contemplar la silueta de un par de personas en medio del fuego, que más parece el mismísimo infierno.