Hace poco comentaba en Instagram (sergioariasfoto) que en ocasiones me gusta más la historia que hay detrás de la foto que la foto en sí. Esto hace que mi opinión sea subjetiva, pero contar la historia ayuda al resto a ponerse en mi situación, a vivir aquel momento. Seguramente consiga que la imagen llegue mejor al público, y en más de una ocasión, que más de una persona se sienta identificada.
Hoy os voy a hablar de la Aurora Boreal que casi no veo. Esto sucedió en mi último viaje a las islas Lofoten. De hecho, mi último viaje hasta la fecha, por desgracia.
Acababa de llegar a Noruega con la intención de terminar de ultimar algunos detalles para el Viaje fotográfico de Lofoten que iba a impartir unos días más tarde. Llegué a Harstad, donde me alojé. Estaba oscuro y no dejaba de nevar. El pronóstico no era bueno, y el kp creo que era de 3.
Me encanta llegar a este tipo de lugares, donde sé que por la noche hay posibilidades de ver a Miss Aurora. Es una sensación de nervios e incertidumbre que te obliga a estar mirando por la ventana cada dos por tres. Si dicha ventana está orienta al norte, mejor que mejor.
No era muy tarde cuando ya tenía el pijama puesto y después de mirar unas cosas en el portátil, me disponía a dormir. La idea era madrugar para localizar algún punto cerca de la ciudad.
“Venga, un último vistazo por la ventana y me voy a dormir”, me dije. “¡Despejado!” y es que no hay mejor indicativo que poder ver estrellas en el cielo. Va, me visto y me voy pitando, total, es pronto (creo que eran las 21 o por ahí). Fui un poco a la aventura, con una única referencia de una foto tomada en una orilla a 15 minutos de Harstad, así que allí me fui.
Siempre recomiendo localizar por el día, pero las circunstancias mandan. En cuanto pude parar lo hice, y es que en Lofoten, una de las peores cosas que hay es el hecho de no poder parar en ningún sitio. Tened en cuenta que está todo nevado y no se ve lo que puede haber más allá del asfalto, por lo que nunca recomiendo apartarse del camino, por lo que pueda pasar. Y es que, en cada viaje que he hecho a esta zona me he encontrar varios coches tirados en los laterales por no poder salir.
Al bajar del coche mi sorpresa fue que allí estaba Miss Aurora, intentando sobresalir sobre las nubes naranjas iluminadas por la ciudad. Saqué la cámara y me puse a hacer alguna foto, solo de prueba, fotos documentales. ¿Y ahora qué? Lo habitual es que la noche se vaya animando, de manera que tenía que estar preparado para lo que pudiera venir. Justo enfrente de mí tenía un fiordo, y al fondo una montaña, por encima de la cual se veía la Aurora Boreal, formando su típico arco.
Inspeccioné el entorno con la linterna y vi que bajo del parking había una serie de rocas en la orilla. La combinación era brutal: rocas, nieve, agua y Aurora Boreal.
Tengo que reconocer que fui muy a lo loco. Ni siquiera me había puesto las polainas. Los guantes…bah! menos mal que por lo menos cogí la mochila con todo el equipo. No dejéis que las ansias os puedan…
Ya estaba en la orilla, eso sí, empecé a notar los calcetines húmedos de toda la nieve que se había colado entre las botas, pero era feliz, ya se secarán.
Estuve buscando alguna piedra para el primer plano y eso es lo que más cuesta, encontrar un encuadre interesante por la noche, así que toca investigar. Me puse a hacer fotos, también pruebas de ISO, cambié de cámara, de objetivo, vamos, que tenía faena.
Como la Aurora estaba tan estática me dio tiempo a hacer una panorámica. Y cuando la cosa se empezó a animar, hasta un focus stacking, tan de moda hoy en día. Siempre he dicho que es interesante saber manejar cualquier programa o técnica, porque nunca sabes cuándo te vendrá bien usarla. En este caso, a pesar de tener un 15mm, el hecho de utilizar una apertura de f/2 dificultaba el tener todo enfocado, así que no lo dudé. La verdad es que estoy contento con el resultado.
Después de un pequeño parón decidí volver, pero es inevitable estar atento por si se reactiva. En el coche, la ventanilla no bajaba al haberse congelado el cristal, de manera que no podía ver si se activaba o no la Aurora Boreal. Tenía que ir parando a cada rato, abrir la puerta y mirar. Como no tenía claro que se fuera a ir del todo, decidí ir a la localización que tenía para el amanecer.
Cuando llegué, efectivamente, se había reactivado y estaba muy bailonga, por lo que saqué los trastos y me puse a hacer fotos. Esta zona estaba nevada y llena de árboles. Me lo pasé genial ya que me iba rebozando en la nieve, cogiendo puntos de vista bajos para sacar un árbol y mucho cielo.
Para más INRI, al cabo de un rato salió la Luna por detrás de mí, creando un juego de luces muy interesantes, verde por un lado, cálido por otro. De hecho, la luz de la Luna creaba sombras de los árboles sobre la nieve.
No fueron las mejores Auroras Boreales que he visto, tampoco fueron las más intensas, y seguramente no conseguí grandes fotografías, pero lo que sí sé es que aquella noche pasó a formar parte de las noches que siempre recordaré ( y ya van unas cuantas).