¿Qué harías si estuvieras en Islandia viendo Auroras Boreales y no tuvieras un trípode? Pues eso es lo que me pasó en uno de mis viajes fotográficos hace unos años. Por culpa del tiempo, el avión se fue con nuestro equipaje y estuvimos varios días sin ropa y sin lo más importante, sin trípode.
Al principio fue frustrante, pero luego simplemente, lo asumimos. Hacer las fotos que tenías en la cabeza no era una opción, así que había que inventar. No era posible hacer largas exposiciones y por la noche era aún peor.
La primera noche tuvimos la suerte de ver unas Auroras Boreales impresionantes, pero no teníamos trípode, así que tuvimos que apoyar la cámara donde podíamos. Habíamos ido a la iglesia negra, un lugar muy bonito y con Auroras, más. Alrededor de la iglesia hay un muro de piedra, el cuál utilizamos para apoyar la cámara, pero claro, no puedes hacer el encuadre que tú quieres.
Así que empecé a utilizar mi mochila como soporte. Al principio me costó, pero al final conseguí, más o menos, encuadrar en cierta manera. Es verdad que muchas fotos salieron movidas porque la mochila no se quedaba quieta, pero alguna salió. Hubo quien optó por tirarse al suelo y apoya la cámara sobre el suelo o sobre la mochila también.
Poco a poco las Auroras fueron cada vez más potentes y empezó a llegar gente. Después de una conversación con otro fotógrafo que se había puesto a mi lado, me prestó su trípode unos minutos y conseguí algunas fotografías dignas, como la que podéis ver en la portada.
No todo el mundo te dejaría un trípode cuando tienes unas Auroras Boreales así delante, así que, fuera quien fuera, ¡Gracias!
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