En busca de la nieve

En busca de la nieve

El tiempo es efímero, pasa muy rápido, cada vez más, y vas viendo cómo te vas metiendo en un bucle que se repite año tras año. Por eso no quería que este invierno pasara sin haber tenido la posibilidad de saludarlo, y ya de paso hacerle unas fotos.

Cada estación tiene su punto fuerte, y hay que saber aprovecharlo. Por ese motivo decidí ir en busca de la nieve. Sabía que no sería fácil encontrar lo que andaba buscando, pero marqué un punto en el mapa y hasta allí me aventuré.

Por un lado, es difícil ir sin saber lo que te vas a encontrar, ni qué condiciones, pero a la vez te sorprende, y puedes volver a casa con alguna sorpresa. Conforme me acercaba al sitio podía contemplar a lo lejos, muy lejos, las primeras montañas nevadas. Sabía que iba a ser difícil llegar hasta allí, y así fue.

Yo seguí mi camino, y una vez en los alrededores vi que no había ni rastro de nieve. Me paré en lo que según un cartel, era un embalse…algo seco, aunque agua había. Fue la primera parada en el camino, salí del coche, estiré las piernas y sufrí la primera sensación de frío del día.

Tenía que decidir si seguir o cambiar de planes, cuando de repente empiezo a notar sobre el cristal del coche cómo van cayendo gotitas de agua. O mejor dicho, para mi sorpresa, eran copos de nieve que se derretían al entrar en contacto con el cristal.

Fue la primera alegría del día, por lo que rápidamente me puse manos a la obra para encontrar un lugar en donde empezar a disparar mi cámara. Unos metros más adelante empezaba un pequeño bosque de árboles los cuales aproveché para realizar diversas tomas  mientras nevaba. Estuve haciendo diferentes pruebas, enfocando directamente a los árboles, enfocando los copos de nieve para conseguir desenfocar los árboles…en fin, pruebas.

Nieve

Después de un rato seguí mi camino hasta que llegué a una bifurcación, la cual me llevaba a lo alto de una montaña. La ventaja es que se podía subir en coche. Paré en mitad del camino, justo al lado de una serie de rocas que hacían de balcón para poder contemplar la vista. Me puse a hacer fotos conforme la nevada se hacía cada vez más intensa. Es complicado trabajar en estas condiciones, te faltan manos, sobre todo si quieres evitar que los objetivos se llenen de gotas que te impiden fotografiar. Mucho cuidado si cambias de objetivos, para que no entre nada al sensor.

Continué hasta la cima, en la cual había un mirador, conocido como el ‘Alto de la Cruz’, a unos 1535 metros de altitud. Para cuando llegué, el cielo se estaba despejando, y pude ver por primera vez los rayos del sol.

Al volver pasé por el mismo sitio donde hacía una hora había hecho una serie de fotos con el fondo nevado, sin embargo, cualquiera lo diría, puesto que no quedaba ni gota, nunca mejor dicho. El paisaje se había convertido en colores verdes y marrones, de lo más cotidianos en aquel entorno.

Árboles y nubes

Una parada en mitad del camino para unas cuantas fotos más y vuelta a casa, o eso pensaba yo. Mi objetivo hasta ahora se había cumplido a medias, puesto que había encontrado la nieve, pero no lo que yo andaba buscando.

Pero por esta vez, el destino no quiso ser tan caprichoso. El cielo empezó a oscurecerse, la nieve empezó a caer con más y más fuerza. Las montañas y campos de los alrededores empezaban a tomar un tono cada vez más claro. Fue entonces cuando me dije, ahora o nunca, y entonces salí por la primera salida que encontré.

Tiene que ser curioso para el resto de personas estar metido en medio de una tormenta de nieve en la cual no querrían estar, y de repente ver por la ventana a un individuo en medio de un campo lleno de nieve fotografiando una serie de postes de teléfonos antiguos. El caso es que yo me lo estaba pasando genial y puede que en ese momento hiciera una de las mejores fotos del día. Si lo piensas bien, la mejor foto de todas habría sido la de una persona con paraguas en medio de la nieve, pero no tenía tiempo de colocar el trípode para autofotografiarme.

Carretera y antenas

Un poco más adelante, dejé el coche bien aparcado al lado de una estación de trenes, cogí todos los trastos y me fui campo a través en busca de unos árboles que había visto más adelante.

Los árboles estaban demasiado juntos, no había ningún elemento solitario, así que tuve que ingeniármelas como pude. Aproveché un gran angular para tratar de aislar estos árboles y conseguir una escena que diera la sensación de que en ese lugar sólo estábamos él y yo.

El árbol y yo

Un accesorio fundamental fue mi paraguas, que guardo en el coche, ya que sin él no podría haberme protegido de la nieve y por lo tanto habría sido más difícil hacer las fotos, aunque tengo que decir que me volvían a faltar manos.

Mis influencias fotográficas a veces me juegan «malas» pasadas y en ocasiones mis composiciones se quedan algo cojas en los formatos habituales de la mayoría de las cámaras del mercado, lo que me «obliga» a reencuadrarlas al editar en formato cuadrado. Sin embargo diré que esta foto me encanta.

Sólo tú y yo

 

 

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Sergio Arias

Fotógrafo profesional en Valencia

Fotógrafo especializado en fotografía de viajes, naturaleza y turismo.
Profesor de fotografía que imparte cursos de fotografía en Valencia y Talleres fotográficos de naturaleza. Realizo Viajes fotográficos para aficionados a la fotografía por todo el mundo.

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