La primera vez que visitas un lugar para fotografiarlo no piensas que años más tarde serás tú quien lo enseñe a otras personas, quien les lleva hasta allí precisamente para que lo fotografíen, o eso es lo que pensé la primera vez que visité los Alpes Italianos de los Dolomitas.

Hace una semana volvimos de allí con un capazo de fotos y grandes experiencias vividas. A la vuelta, Audrey (una de las asistentes al viaje) me decía que el día siguiente iba a ser raro al no tener que levantarse a las 5:00, no tener que subir alguna montaña, pero sobre todo porque iba a echar de menos a sus compis de viaje. Para ella ha sido una semana de vacaciones, para mí, una semana de trabajo intenso, pero a pesar de todo, al día siguiente también echaría de menos todas esas cosas.

El grupo con una de las mejores vistas del viaje

El grupo estaba formado por cinco personas y en seguida todos fuimos una piña. El buen rollo es fundamental en estos viajes y hace que todo sea más sencillo. A pesar de tener todo bien estudiado y organizado, siempre hay momentos en que algo puede fallar, y aunque no fue el caso, el grupo siempre acataba mis decisiones de manera muy generosa.

Se compincharon para tirarse al suelo y dejarme sólo de pie…¿?

En el momento en el que nos metimos de lleno en los Alpes empezamos a disfrutar de vistas preciosas, bosques verdes, montañas enormes, pueblecitos con encanto, pero a mí lo que me encanta son las iglesias con sus torres puntiagudas. De hecho, a pesar de tener que darnos una buena caminata, el primer atardecer lo hicimos en una iglesia con unas vistas increíbles.

Marta se quedó arriba mientras la niebla iba inundando el paisaje

El amanecer del día siguiente nos permitió ver por primera la niebla, tímida al principio, pero poco a poco se abalanzó sobre nosotros. Por la tarde nos desplazaríamos a Santa Maddalena, uno de mis lugares favoritos, y a estas alturas muy conocido. Es raro quien no haya visto alguna vez la típica foto del valle con la iglesia y el Grupo Odle al fondo.

Hubo momentos en los que nos sentimos pequeños al lado de unos paisajes tan inmensos

La pradera de Alpe di Siusi fue uno de los lugares favoritos de los asistentes, aunque todavía no tengo claro si fue por las vistas o por el jacuzzi del hotel.

Las vistas desde la parte trasera del hotel eran una delicia

El amanecer del día siguiente nos brindó la oportunidad de ver un valle lleno de niebla, y esta vez sí, poder obtener fotos espectaculares. La niebla es mi segundo fenómeno natural favorito, detrás de las Auroras Boreales. Con el teleobjetivo se podían aislar pequeños árboles solitarios ahogados en la niebla.

Me encanta el momento en el que el Sol asoma por detrás de las montañas. Todos estábamos listos para disparar a mi señal.

Al día siguiente tocaba la jornada más dura, ya que, a pesar de subir en funicular, tendríamos una subida con un fuerte desnivel. El grupo se portó estupendamente y nadie se quejó. En la montaña, cada uno debe ir a su ritmo, y eso fue lo que hicimos. Las vistas siempre recompensaban el esfuerzo.

Este fue el único día que nos llovió y fue lo mejor que nos pudo pasar, ya que pudimos fotografiar los colores post tormenta junto al refugio

Pero el plato fuerte del viaje todavía estaba por venir: Las Tres Cimas de Lavaredo. Cuando llegas te dan la espalda, como queriendo protegerse, para que no las veas directamente. Después de un pequeño rodeo se alzan sobre ti majestuosamente.

Unos reflejos antes de subir a las Tres Cimas de Lavaredo

Estuvimos un par de días fotografiandolas de multitud de puntos de vista, de día y de noche. Lo cierto es que tuvimos un tiempo estupendo, y ni siquiera durante la sesión de fotografía nocturna el frío fue una molestia para el grupo.

Pablo se movía casi tanto como yo, así que aproveché para ir fotografiándole mientras estaba distraído

Durante el viaje fui conociendo a cada asistente, viendo cuales era sus dudas y tratando de ayudar a todos con el fin de que volvieran a casa, no sólo con un puñado de fotografías, sino con unas fotografías de las que estuvieran orgullosos, sabiendo plasmar lo que han visto, habiendo aprendido, importante para seguir evolucionando por su cuenta, pero sobre todo tratando de transmitir mi pasión por este maravilloso mundo.

Aquella mañana fue una delicia, ya que estuvimos dando una vuelta y descansando al Sol con esas moles de fondo

En definitiva, un viaje fotográfico a los Dolomitas de 8 días en dónde hemos podido disfrutar, tanto de amaneceres como de atardeceres con unas luces magníficas. Disfrutamos de algún cielo raso para fotografiar los cielos estrellados, y la niebla le dio un toque místico. En definitiva, un poco de todo, a lo cual hay que añadir la estupenda gastronomía Italiana, con sus pizzas y sus pastas (no olvidemos el Tiramisú).

Momento para las fotos divertidas

Con este artículo resumen del viaje pretendo homenajear y dar las gracias a todos por confiar en mí y por dejarme mostraros el mundo.

Para terminar, puedes ver fotografías de los Alpes Dolomitas en mi galería.