Es significativo y a la vez curioso ver cómo hay ciertas fotografías de las que siempre te acuerdas, a pesar de disparar cientos o miles. Además, el hecho de viajar cada vez más nos afecta en cierta manera y no le damos el mismo valor a todo lo que vemos. Hoy voy a contar la historia de la fotografía que demuestra que Batman estuvo en Islandia.
A pesar de que mucha gente piensa que lo tengo todo súper organizado cuando hago fotos la verdad es que es no es así. Bueno, si es un taller o un viaje fotográfico sí. Pero cuando viajo solo tengo una especie de plan diluido que voy moldeando y van tomando forma según el tiempo, según la hora, según mis sensaciones y según las ideas que se me van ocurriendo.
Un ejemplo fue en Islandia cuando estaba fotografiando cerca de Stokksnes. La idea era acabar allí fotografiando el atardecer, pero por supuesto, esto no fue así. Por la tarde paré en otro sitio (que visitaremos en el viaje a la parte sur de Islandia y que no voy a decir para mantener la sorpresa) y me lié. Pero eso no es malo. Si te lías en un sitio es porque has encontrado posibilidades, por lo tanto, salvo que quieras cumplir el plan por algo concreto o no tengas fotos de ese sitio (yo ya tengo fotos en Stokksnes) no pasa nada por cambiar los planes.
A esto habría que sumarle que la única zona donde hubo algo de nubes y que cogieron color fue precisamente en Stokksnes (se veía desde donde yo estaba) y en el resto el cielo estaba despejado. De ahí que la sorpresa fuera mayúscula cuando vi la Luna asomar por el horizonte. Ya sabéis que me chifla la Luna y siempre estoy planificando cómo fotografiarla, pero la verdad es que en Islandia no se me ocurriría ya que lo más seguro es que no saliera debido a las nubes.
Pero ya que estaba, el mecanismo se puso en marcha así que pensé que igual podría fotografiar la Luna junto a unas montañas que había más adelante. Esta montaña tiene forma de murciélago, o mejor dicho, para el símbolo de Batman. Estaría bien coger la Luna justo en la punta central, o por detrás para obtener un resplandor y enfatizar la silueta.
Lo bueno del sitio es que era una playa en la dirección adecuada, por lo que era fácil encontrar el punto exacto. Poco a poco se hacía de noche, la hora azul me permitiría obtener unos tonos preciosos.
En un desvío aparqué el coche. Como decía, para encontrar el punto había que moverse por la orilla, por eso cogí el trípode y la cámara, nada más, y empecé a moverme. Mi consejo es siempre cogerlo todo, por si acaso, porque una vez que empiezas a andar no sabes dónde acabarás.
Allí me veis, en la orilla, casi de noche, con la luz de la batería indicando que se iba a agotar y sin mochila, por lo tanto, sin frontal y sin linterna. Menos mal que el móvil hace su función.
Iba a aguantar todo lo que pudiera, puesto que esa luz tampoco dura tanto, así que me puse a hacer tanto largas como cortas exposiciones. Las mejores fueron las largas, ya que me permitían difuminar el movimiento del agua. La playa no es la típica playa, sino que hay como una pequeña balsa, además, la marea estaba bajando, por lo que el agua estaba muy calmada.
La foto con la Luna en el pico no fue posible durante la hora azul, ya que la montaña la tapó por por poco. Había que moverse en la dirección contraria y alejarse mucho más (cosa que hice después). Como siempre digo, todo parte de una idea, y a partir de ahí van surgiendo nuevas opciones. Yo estoy muy contento con el resultado y representa perfectamente lo que yo vi, lo que yo viví, muestra el lugar, el momento. Batman estuvo en Islandia.