Para celebrar el inicio del año 2009 mis amigos y yo decidimos irnos a Granada, más concretamente a una casita rural para poder estar cerca de Sierra Nevada, pero sobre todo de La Alhambra.
Un día nublado fue el escenario de nuestra visita y pese a la lluvia intermitente aproveché para ir retratando todo lo que pasaba por mis ojos. Muchas veces el mal tiempo nos ayuda a conseguir mejores fotografías, sobre todo cuando el cielo está encapotado, ya que se le puede sacar mucho provecho a las nubes.
Cuando llueve, puede parecer que ya no hay nada que hacer, sin embargo, es cuando se abren un montón de nuevas posibilidades. Hay que pensar que el agua refleja la luz, por lo que se pueden conseguir bonitos reflejos. Además, se puede jugar con la velocidad de obturación para congelar la lluvia o para conseguir una especie de velo sobre la imagen.