Un paseo por Cinque Terre



Tras varios meses planificando mi viaje por Europa decidí modificar en el último momento el itinerario. La razón era la de visitar la Toscana y de paso Cinque Terre. Había visto fotografías de ambos sitios pero no deja de sorprenderme cómo cambian de verlas en fotografías a verlas en la realidad.

Está claro que el ser humano se hace una imagen mental del lugar que ve en las fotos. Pero todo cambia cuando lo visitas, ya que te creas un mapa visual en tres dimensiones que te muestra todo su entorno. Precisamente, el no ver lo que rodea al paisaje que solemos ver en las fotos es lo que cambia la percepción. Los fotógrafos mostramos lo que queremos enseñar. Muchas veces no muestra la realidad, o mejor dicho, la realidad completa. De hecho, es imposible mostrarla entera, pero es verdad que a veces hacemos algunas trampas.

Cinque Terre está formada por cinco pueblecitas costeros que se encuentran en poco más de 18 kilómetros. Los pueblos que más me gustaron sin lugar a dudas fueron Vernazza, Manarola y Riomaggiore. Luego estarían Monterosso y Corniglia.

La luz de la puesta de Sol ilumina todo el pueblo

La luz de la puesta de Sol ilumina todo el pueblo

Es alucinante ver esas casas colgadas de los acantilados. Me recordaron por un momento a las casas colgadas de Cuenca. Vernazza tiene un puerto pequeño y recogido, creando una pequeña piscina para bañarse junto a la iglesia de Santa Margherita di Antiochia. Después, desde un mirador que hay subiendo por unas escaleras que te encuentras al principio del pueblo obtienes “la vista”. La foto típica sería al atardecer, cuando el sol se pone por el horizonte y una torre sobresale por encima del pueblo.

La hora azul siempre funciona en lugares donde hay iluminación artificial

La hora azul siempre funciona en lugares donde hay iluminación artificial

Hay que decir que a estos pueblos no se puede llegar en coche. Imaginaos el tamaño de las calles, son muy estrechas, por lo que os encontraréis con parkings a las afueras, a un kilómetro aproximadamente.

Manarola es espectacular. No se me ocurre otra manera de describirlo. Su calle principal va descendiendo poco a poco hasta que llegas al mar. No hay playa, sino unas rocas, con una rampa y algunas escaleras habilitadas para el baño. En verano está lleno de gente pero es necesario darse un bañito.

Vistas de Manarola desde el paseo

Vistas de Manarola desde el paseo

Rodeando el pueblo llegas a un paseo desde el cual se hace la foto típica. Aquí es donde se aprecia toda la belleza de las casas que cuelgan sobre el acantilado, con sus colores.

Calle que lleva directamente al mar, con multitud de restaurantes

Calle que lleva directamente al mar, con multitud de restaurantes

Hay un sendero que une Manarola con Riomaggiore, pero a día de hoy sigue cortado por un derrumbe. Según lo que he leído va a tardar varios años.

Así que me tuve que ir en coche a Riomaggiore, que está a 10 minutos. Una vez más, al parking y de allí, descender hasta el mar. Hay que tener en cuenta que desde el lugar donde dejas el coche hasta el mar hay una fuerte pendiente. Bajar es fácil, pero subir cuesta.

La tarde estaba nublada así que el atardecer se quedó en un pequeño resplandor en el horizonte

La tarde estaba nublada así que el atardecer se quedó en un pequeño resplandor en el horizonte

El lugar también es precioso, con sus casitas colgantes, su puertecito y las barcas amarradas. Hay un pequeño espigón que crea una zona segura para las barcas.

Barcas amarradas en el puerto de Riomaggiore

Barcas amarradas en el puerto de Riomaggiore

Sin lugar a dudas, un sitio que vale mucho la pena visitar, a ser posible sin prisas, recorriendo sus calles y descubriendo rincones. Recomiendo ver las puestas de Sol, ya que son una delicia.

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Sergio Arias

Fotógrafo profesional en Valencia

Fotógrafo especializado en fotografía de viajes, naturaleza y turismo.
Profesor de fotografía que imparte cursos de fotografía en Valencia y Talleres fotográficos de naturaleza. Realizo Viajes fotográficos para aficionados a la fotografía por todo el mundo.

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